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Encuentro de malignos

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La prensa banal, propia de tiempos de decadencia, se ha ocupado de los aspectos puramente exteriores del encuentro que sostuvieran el risueño presidente que hoy tiene la Argentina y el papa romano, respecto del cual el primero en una de sus tantas desequilibradas expresiones había calificado como el representante del maligno en la tierra. Sea desde el punto de vista del respaldo como del rechazo se hizo notar que, habiéndose pasado en modo repentino e inesperado del contundente repudio y demonización a la por el contrario exaltación y alabanza recíproca luego del encuentro acotado, o que se
trataba de alguien sumamente político, tal como se entiende en forma
degenerada a tal disciplina, y flexible en sus definiciones, o como con más razón que ello era una clara demostración de su carácter totalmente volátil capaz de pasar de un extremo a otro con suma facilidad siendo esto un signo claro de su inestabilidad emocional y por lo tanto incapacidad para el ejercicio del cargo para el que fue elegido. Y a esto se le sumaba también el hecho de que, tras haber dicho horas antes que se pensaba convertir a la religión judía,
luego del encuentro aquí aludido manifestó que era apenas un poco judío pero muy católico.

 

Pero dejando a un lado estos detalles domésticos sumamente jocosos y risueños y que han puesto a la Argentina en el centro de la curiosidad y diversión internacional, consideramos nosotros que se evade el aspecto esencial de la reunión y la función que el aludido ha cumplido en su encuentro, por lo demás sumamente largo en su duración, con el denostado papa Francisco.

 

Digamos en primer lugar que horas antes de la misma, tras haber rezado conmovido y rabino mediante en el Muro de los lamentos en modo tal de haber incurrido en emotivos llantos pocas veces vistos, el aludido se reunió con
Netanyahu tras haber manifestado, en plena guerra de invasión a Gaza y de
consecuente genocidio sionista, un apoyo incondicional a tal acción en modo tal
de haber confirmado su proyecto (puramente verbal pues debe ser aprobado
previamente por el parlamento argentino en donde se encuentra en absoluta

minoría) de trasladar al territorio ilegalmente ocupado de Jerusalén la sede de
la embajada argentina, la cual curiosamente sería ejercida por un rabino
sionista recalcitrante, lo cual sería lo mismo que un miembro del partido
comunista trotskista nos representara ante Cuba o Venezuela.


Pero lo que no se dijo y tenemos claros indicios de que ha sido así es que en
realidad el aludido Milei no fue tanto con la intención de hablar de la situación
argentina ya que conoce las discrepancias que al respecto tiene con el
peronista Bergoglio, sino que en cambio fue de embajador de Israel al Vaticano
con una misión muy precisa que reseñaremos aquí. El régimen sionista se
encuentra sumamente preocupado por el rumbo que está llevando la guerra de
invasión. Ya han pasado más de cuatro meses de una contienda que fue
efectuada con la finalidad manifiesta de eliminar a la fuerza Hamas y de liberar
a los rehenes israelíes en su poder. Hasta el momento sólo ha podido hacerlo
con dos apenas en el día de ayer y, a pesar de tratarse de un territorio pequeño
de apenas 45 Km2, la fuerza fundamentalista resiste con heroísmo y no da
visos de ceder en su resistencia. Y para colmo de males para el sionismo se
han difundido imágenes de las tropelías y genocidios efectuados en contra de la
población palestina a la cual se ha llegado a definir, en un rapto de sinceridad,
como de carácter no humano sino animal por lo cual se calcula que el 80% de
la población mundial, salvo pequeños grupos supremacistas indoeuropeos
como Salvini, Abascal o Le Pen y otros que ven en Israel un modelo a imitar,
reputa necesario terminar con tal anomalía. La situación es grave y se precisa
de la urgente intervención del Papado con el cual existen afinidades muy
estrechas, pero que no pueden aun hacerse manifiestas salvo produciendo una
reunión que puede tener repercusiones geopolíticas de grandes dimensiones
engañando respecto de los fines de la misma. Milei le apuntó al papa que la
iglesia güelfa y su ideología libertaria tienen puntos en común en la
descalificación del Estado que es en cambio exaltado por el fundamentalismo
islámico en tanto lo reputa como la representación de Dios en la tierra y el
encargado de conducir al individuo hacia el Cielo. Seguramente recordó el
antiguo conflicto medieval por las investiduras en donde en el seno del
catolicismo se efectuó tal amputación espiritual del Estado cristiano
reduciéndoselo a un mero ente administrativo, como pretende a su vez la
ideología extremista del visitante. Recordó también que tal función fue incluso
llevada a cabo en la guerra de Malvinas cuando, gracias al papa de entonces,
se logró interrumpir una contienda cuya profundización encaminaba hacia la
resurrección de un fundamentalismo católico, el que afortunadamente para ellos
logró coartarse.


Pero lo principal -y en esto se encontró un pleno acuerdo con Bergoglio tras un
crudo intercambio de ideas- fue lo encomendado por Netanyahu para lo cual
Milei debe cumplir una esencial misión geopolítica para el sionismo que no
concluye meramente en tal reunión. Se ha demostrado que al fundamentalismo

se lo derrota evitando la confrontación entre las dos fuerzas de la modernidad,
representadas principalmente por EEUU y su derivación europea y Rusia con
sus satélites euroasiáticos. En la segunda guerra mundial, cuando ambos
estuvieron unidos, se tumbaron las fuerzas del Eje y lo mismo sucedió con el
Estado Islámico en Siria e Irak cuando ambos imperialismos se unieron contra
un objetivo común. En cambio las desavenencias acontecidas en Afganistán
permitieron que por dos veces el fundamentalismo pudiese alcanzar el poder
debido a que Rusia y EEUU confrontaron entre sí. Por eso es indispensable
terminar cuanto antes con el polo de irritación que significa hoy en día la guerra
de Ucrania, un obstáculo sin duda alguna para la consumación de la victoria en
Gaza. Tal nación debe ser desarmada y fortalecer el poder ruso para que
juntos acaben con esta nueva revuelta fundamentalista que pone en riesgo la
misma existencia de Israel. El papa, que pertenece a la orden de los jesuitas,
varios de cuyos miembros han manifestado que Rusia representa un resurgir
del cristianismo y que haría posible la fusión entre Roma y Moscú, es decir el
cristianismo romano y la ortodoxia (hasta han llegado alguno de ellos a decir
que Putin es la consumación del tercer secreto de Fátima), habría dado un
entusiasta consentimiento a tal proyecto y habría encomendado a Milei que,
bajo la parodia de sus desplantes economicistas distrae a la opinión pública
confundida, que se reúna pronto con Trump al cual hay que convertir
urgentemente en el próximo presidente de los EEUU para desinflar como él ha
dicho la guerra de Ucrania y alentar la reconstitución de las antiguas fronteras
de la Urss que tan buenos resultados diera en la lucha incondicional en contra
del fundamentalismo. Al respecto, mientras Milei ha expresado que se reunirá
con el aludido el próximo 21 de este mes en ocasión de un evento republicano,
anoticiado de tales maniobras Putin ha manifestado su intención de invadir los
Estados bálticos para reconducirlos a lo que fuera la antigua Urss sosteniendo
como excusa de que la presidente de uno de ellos ha destruido emblemas de la
Unión Soviética.


El tiempo dirá si tales planes llegan a cumplirse. Es de esperar que la fuerza
fundamentalista reaccione ante esta estratagema y continúe la táctica que
formulara en su momento el finado Bin Laden de evitar confrontar contra los
dos enemigos simultáneamente como hicieron Hitler y Al Bagdadi, sino
combatirlos y eliminarlos de a uno.


Marcos Ghio
14/02/24

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